Es una técnica terapéutica utilizada principalmente para tratar disfunciones urinarias e intestinales, como la vejiga hiperactiva, la incontinencia urinaria de urgencia, algunos tipos de incontinencia fecal y en algunos casos de dolor pélvico crónico.
Esta neuromodulación consiste en estimular perineuralmente el nervio tibial con una corriente eléctrica suave en la zona del tobillo y de esa forma se pueden regular las señales nerviosas entre la vejiga, intestino y el cerebro, mejorando así el control sobre las funciones de la vejiga e intestino.
Existen dos técnicas, una percutánea que consiste en insertar una aguja muy delgada (tipo aguja de acupuntura), que se utiliza como electrodo, en el trayecto del nervio tibial, aplicándose esta corriente por 30 minutos. Las sesiones se realizan 1 vez a la semana por 12 semanas. Su aplicación requiere de un kinesiólogo especialista en el área.
La segunda técnica es transcutánea que utiliza electrodos de parche adhesivos para estimular el nervio tibial en la zona del tobillo. En este caso el paciente puede aplicarse la terapia en casa si cuenta con un equipo de electroestimulación con la debida programación e instrucción de su uso.
La neuromodulación del nervio tibial se utiliza en general en combinación con la kinesiterapia de piso pélvico.
Dentro de sus beneficios se encuentra ser una opción menos invasiva en comparación con otros tratamientos como la neuromodulación sacra o una cirugía. Tiene muy pocos efectos secundarios, que generalmente son temporales, pero pueden incluir molestias en el sitio de colocación de la aguja.
Diversos estudios clínicos avalan su uso, ya que muestran beneficios notables en el control de la vejiga e intestino.